Mediante la adopción de nuevos y estrictos controles, las autoridades decidieron “blindar” el aeropuerto Tobías Bolaños, en Pavas (San José), a fin de prevenir infiltraciones del narco.
Las medidas, fijadas a raíz del accidente que sufrió el 10 de octubre una aeronave guatemalteca –en cuyas alas iban 177 kilos de cocaína–, han generado inquietud entre los propietarios de hangares.
Los cambios fueron anunciados el 15 de octubre mediante una circular firmada por la directora del aeropuerto, Hilda Valverde. Aviación Civil tomó en cuenta el criterio de los altos mandos del Ministerio de Seguridad Pública, así como el del comisionado antidrogas, Mauricio Boraschi.
El ingreso al área de hangares, por ejemplo, tiene ahora más restricciones.
A partir del 1.° de noviembre, en el portón principal se instalarán dos marcos detectores de metales y un equipo de rayos X (para revisar equipajes).
Herramientas. En ese punto serán revisadas todas las personas que pretendan entrar a los hangares. Los vehículos también son sometidos allí a una revisión detallada. “Tenemos un perro (detector de drogas) en forma permanente. Además, con espejos se revisa debajo del piso de los carros”, explicó el viceministro de Seguridad, Wálter Navarro.
Las autoridades limitarán el acceso de vehículos. Antes del cambio en el esquema de seguridad, Vigilancia Aérea reportaba el ingreso a los hangares de unos 3.700 vehículos por semana. Así lo informó Stephen Madden, encargado de seguridad aeroportuaria.
La cifra bajará una vez que Aviación Civil habilite un espacio para parqueo de carros de visitantes.
“Para los vuelos que se originen desde los hangares (vuelos locales), los operadores aéreos deben enviar con antelación, a la administración del aeropuerto, la lista de pasajeros que contratan sus servicios, incluyendo sus números de documento de viaje.
“A las personas que se identifican en las listas, se les hará la revisión y se aplicarán los controles de acceso hacia los hangares, poniéndolos el oficial de Seguridad Aeroportuaria de turno en contacto con el representante del operador aéreo para que este los escolte (...) hasta el hangar correspondiente y por los medios que disponga ese operador aéreo”, advierte la misiva.
Infraestructura. El piloto Agustín Monge, concesionario de uno de los hangares, considera que el aeropuerto Tobías Bolaños tiene un problema arquitectónico más que uno de seguridad.
Él habló de la existencia de “zonas estériles” en los aeropuertos, perímetro al que solo el personal autorizado tiene acceso.
La sede aeroportuaria de Pavas carece de tal espacio. “Aquí hay de por medio un tema de diseño. Se supone que en cualquier aeropuerto la gente espera en un lobby.
“Aquí uno se encuentra gente que camina entre las aeronaves y vehículos aparcados en la zona de circulación de los aviones”, contó.
El piloto recuerda haber visto al menos tres aeronaves caer en huecos fuera de la superficie de rodaje por sortear carros aparcados.
Para evitar eso, Aviación prohibió el ingreso de proveedores, mensajeros, repartidores de comida exprés, taxis y microbuses.
A los estudiantes de aviación, el aeropuerto les extenderá carné de ingreso, pero estos tendrán fecha de vencimiento. Antes ingresaban con solo portar la credencial de su escuela de aviación.
Otros controles. Al año, el aeropuerto de Pavas registra más de 62.000 vuelos entre locales, de escuelas de aviación y privados.
Todos los internacionales son sometidos a revisión. “Aprovechando que las áreas de estacionamiento de aeronaves han sido recientemente ampliadas, se continuará con la inspección aleatoria de vuelos domésticos”, detalla la circular de Aviación Civil.
Esa dependencia anunció operativos aleatorios en los hangares, con apoyo policial.
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